Madrid, 19 de febrero de 2021. Justin Fashanu nació el día 19 de febrero de 1961 y fue el primer futbolista profesional en declararse abiertamente homosexual. El futbolista inglés, de raza negra, adoptado y de origen muy pobre, no tuvo una vida precisamente fácil. Pero encontró en el deporte la forma de triunfar y vivir de su éxito. Un éxito que no fue muy duradero ni estuvo libre de dificultades. Las sospechas sobre su orientación sexual, su posterior “salida del armario” y las diversas acusaciones y polémicas a las que se veía siempre cuestionada su vida personal, le llevaron a quitarse la vida en 1998 dejando una nota en la que decía “por fin encontraré la paz”.
En memoria de Fashanu, el 19 de febrero de cada año se conmemora el Día contra la LGTBIfobia en el Deporte y, desde la Fundación Madrid por el Deporte, compartimos estas líneas para que sirvan como reflexión de todo lo que aún queda por avanzar en este sentido.
Esta misma semana, el futbolista británico Thomas Beattie declaró para la BBC que “si siguiera jugando, no habría salido del armario”. Con esta demoledora afirmación, nos está mostrando cómo de grave es todavía la situación en su deporte y lo difícil que es vivir con normalidad el hecho de ser una persona del colectivo LGTBI en algunos ámbitos.
Beattie “salió del armario” pero ¿y en España? ¿No hay futbolistas homosexuales? Parece que el tema directamente ni se menciona. Algo muy grave debe estar pasando para que, con la importancia que tiene el fútbol masculino en España, nadie se atreva a significarse en este sentido. Parece que la situación es algo diferente en el fútbol femenino, como señalan algunos medios como El Correo.
Más allá del fútbol, la discriminación por LGTBIfobia en el deporte, sigue siendo una lacra que tenemos que erradicar entre todos. No podemos permitirnos como sociedad que ninguna persona se sienta incómoda, o peor aún, insultada o acosada por ser quién es y estar expuesta a los prejuicios y a las críticas de quien no cree en la igualdad.
Es verdad que cada vez avanzamos más en este sentido, pero aún queda mucho por hacer para conseguir la plena igualdad en el deporte, para que visibilizar la orientación sexual de cada uno no sea un tema tabú, para que ningún deporte sea considerado “más masculino” o “más femenino” que otro y para que a nadie se le cuestione su rendimiento deportivo o su identidad de género por elegir un deporte u otro, o por sentir lo que sea que siente.
Además, es hora de cambiar el vocabulario que se escucha muchas veces en los campos deportivos. El lenguaje ofensivo, las conductas que incitan a la violencia o cualquier muestra de LGTBIfobia no deben tener cabida en las canchas ni en las gradas, ni contra los jugadores ni contra árbitros y entrenadores.
El deporte tiene la capacidad de unir a personas de distintos orígenes y condiciones, puede favorecer la integración de todo el mundo y de enriquecernos en la diversidad. Por ello, debemos de promover todos los valores que de verdad representan al deporte y dejar aisladas del hecho deportivo todas y cada una de las conductas que lo empobrezcan.
Digamos no a la discriminación y a las conductas LGTBIfóbicas, defendamos la diversidad y la igualdad en el deporte.
Miriam Morell Pérez
Imagen original wayhomestudio